Historia de la Prevención
Los intentos datan de más de 40 años atrás, con programas que en la
década de los 60 y 70 se basaban en el conocimiento racional de las
sustancias, sus efectos y características; en aquella época se partía de
la hipótesis de que la ausencia de información sobre los efectos
nefastos del consumo aumentaba el problema, diseñando de esta manera
programas que buscaban llenar los vacíos informacionales.
En la década siguiente surgen programas que ya no se basan en la
modalidad especifica de hacer prevención que caracterizo a los primeros
programas preventivos, volcándose hacia una modalidad inespecífica
centrada en el desarrollo personal, metodología que hizo aportes, pero
que al evaluarse rigurosamente, no arrojo los mejores resultados
(Becoña, 2002), ya hacia finales de los 70 y principios de los 80, los
modelos viraron hacia el modelo de influencias sociales, especialmente a
los aportes de Bandura (Becoña, 1999) y la intervención psicosocial del
ambiente más próximo, la personalidad y los factores de riesgo
conductuales. Entre los 80 y los 90 surge el modelo de habilidades
generales, en donde se destaca principalmente el famoso programa de
entrenamiento en habilidades para la vida de Botvin (1995), centrado en
el desarrollo de habilidades generales que enfatizan el manejo de
influencias sociales. Actualmente, la tendencia gira a la hoy llamada
prevención basada en la evidencia (CSAP, 2000, NIDA, 1997, ADES, 2004,
Becoña, 2002).
La ciencia de la prevención aplicada al campo de las drogodependencias
requiere de definiciones concretas acerca de lo que es un programa de
prevención; la definición que en nuestra consideración más se ajusta es
la de Cañas (2004):
“Es decir, los modelos teóricos y los programas prácticos de una
auténtica prevención son los que ayudan a la persona toda a descubrir el
sentido del respeto de sí misma y de los demás, el sentido de su
libertad y de su responsabilidad, el valor de la vida ética (veracidad,
honestidad, etc.), la comunicación y el encuentro con los demás, el
auténtico placer y el auténtico sufrimiento, etc. De lo contrario la
prevención será insuficiente no sólo para afrontar los problemas
adictivos, sino también el resto de problemas.”
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